El artículo primero de nuestra Constitución consolido el proceso descentralizador al establecer que “Colombia es un Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales”..., estableciéndole características de descentralización político administrativa y territorial, descentralización fiscal y descentralización funcional, por tales razones se crearon nuevas entidades territoriales como las regiones, las provincias y los territorios indígenas, lo cual hasta la fecha no se ha reglamentado por al incapacidad de nuestros legisladores para sacar adelante o aprobar la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial LOOT, la cual ha sido discutida en mas de 19 ocasiones en el Congreso de la República pero por intereses políticos no ha sido aprobada, también se le dio especial atención a los departamentos al autorizar la elección popular de gobernadores, pues la de alcaldes ya se había reglamentado anteriormente, igualmente se establecieron nuevos mecanismo y espacios para la participación comunitaria y se incremento el giro de trasferencias desde el nivel central hacia las entidades territoriales.
En cuanto a la autonomía territorial se puede decir que es la facultad que tienen las entidades territoriales (E. T) para realizar la gestión de su interés bajo los parámetros establecidos por la Constitución y las leyes, de acuerdo a lo que estipula el Art. 287 de la Constitución las E. T tienen los siguientes derechos en materia de autonomía: Autogobernarse, ejecutar las funciones que le competen en cuanto a Ordenamiento Territorial, Administrar los recursos, establecer los tributos para poder ejercer sus funciones y participar den las rentas nacionales.
Igualmente los Artículos 288 y 356 de la Constitución Política, establece las competencias de las E. T. el primero está relacionado con el Ordenamiento territorial que fue reglamentado con la Ley 388 de 1997 estableciendo la distribución de competencias entre la nación y las demás entidades territoriales y el 356 determina que, salvo lo dispuesto por la Constitución, a iniciativa desgobierno nacional, la ley debe fijar los servicios a cargo de la nación y de las entidades territoriales, para lo cual inicialmente fue expedida la ley 60 de 1993 la cual fue derogada y posteriormente se expide la Ley 715 de 2001 denominada Ley de competencias o de Sistema General de Participaciones.
Entre las normas que los gobiernos de turno han ayudado a reglamentar la descentralización administrativa y la participación ciudadana tenemos: Ley 60 de 1993 Ley de Transferencias y Recursos (derogada), reemplazada por la Ley 717 la Ley 715 de erogada y expedida dida la ley 60 de 5 de 2001 Sistema General de Participaciones, Ley 100 de 1993 Seguridad Social, Ley 115 de 1994 Ley General de Educación, Ley 105 de 1993 Ley de Transporte, Ley 189 de 1995 Ley del Deporte, Ley 3 de 991 Vivienda y Reforma Urbana, Ley 101 de 1993 Ley Agraria, Ley 99 de 1993 Ley del Medio Ambiente, Ley 152 de 1994 Ley Orgánica de Planeación, Ley 134 de 1994 Reglamenta los Mecanismos de Participación Ciudadana, Ley 131 de 1994 sobre Revocatoria del mandato, entre otras.
2. COMPROMISOS DEL ESTADO FRENTE AL CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS DEL MILENIO
Finalizando el pasado milenio, más de 190 jefes de Estado y de Gobierno, decidieron dar un paso contundente hacia la construcción de un mundo más humano y más equitativo. En la Cumbre del Milenio, celebrada en la sede de Naciones Unidas en el año 2000, se comprometieron a tomar las decisiones efectivas que permitieran hacia el año 2015, bajar la pobreza de sus pueblos a la mitad, mejorar significativamente los niveles de alfabetismo y escolaridad, avanzar en el respeto a la equidad entre hombres y mujeres, reducir sensiblemente la mortalidad materna e infantil, así como enfermedades de tanto impacto como el SIDA, la malaria o la tuberculosis; se comprometieron también a generar un modelo de desarrollo respetuoso del medio ambiente y generar, a nivel mundial, una auténtica “sociedad para el desarrollo”.
La Organización de las Naciones Unidas recibió el encargo de acompañar a los Gobiernos y pueblos del mundo en esta trascendental responsabilidad. La ONU en Colombia, en cumplimiento de este mandato, viene trabajando con el Gobierno Colombiano a todos sus niveles en la elaboración de un diagnóstico que sirva de base para conocer la situación nacional frente a otros países en el mundo, y para la formulación posterior de los compromisos internos.
Lograr que en Colombia se disminuyan efectivamente los niveles de pobreza y se alcancen las otras metas del milenio es una tarea ardua y requiere del compromiso de todos y todas. Desde los niveles locales, debemos comenzar a trabajar conjuntamente con las Administraciones Municipales en la formulación de diagnósticos locales y de planes de desarrollo acordes con los Objetivos del Milenio
Desterrar del mundo la pobreza extrema, las enfermedades infecciosas, la ignorancia, el descuido ambiental, las enfermedades y las muertes evitables y la insolidaridad internacional, son propósitos loables para convocar un esfuerzo de largo plazo. Nuestro reto como futuros administradores públicos es construir lasos y líneas de acción entre los objetivos municipales y los propósitos nacionales, elaborar diagnósticos serios y desarrollar estrategias coherentes que respondan a las necesidades de cada municipio y cada departamento, y de esta manera insertarnos en el contexto mundial del compromiso de las metas del Milenio de forma sólida, realista e incluyente.
El verdadero desarrollo debe ser incluyente y equitativo, cuando todos los colombianos alcancemos los bienes y servicios socialmente deseables, podamos elegir nuestro propio destino de manera libre e independiente, y cuando el conocimiento y el desarrollo científico se pongan al servicio de la sociedad, entonces podremos decir que Colombia es un mejor país. Si esto se logra en cada uno de los municipios de nuestra querida patria, también podremos decir en el 2015 que los gobiernos nacionales y locales no pasaron en vano y que el esfuerzo social realmente logró transformar para bien nuestra cotidianidad. Este es el verdadero sentido de las metas del milenio. Es una convocatoria universal para hacer un mundo mejor, incluyente y liberado de la miseria, de la exclusión política y social.